El Buen Pastor, Murillo
La creación de esta pintura se basa
alrededor del año 1660. De estilo barroco y hecho al óleo, esta obra
cuenta con un aire infantil y religioso. Su autor, Bartolomé Esteban Murillo, fue el autor español más conocido y apreciado fuera de España. Sus pinturas eran mayoritariamente de carácter religioso.
En el cuadro se ve a un niño, que debía
de ser pastorcillo, y un cordero. Las ruinas de detrás, son un icono o
símbolo cristiano que hace referencia al paganismo vencido. El niño es
Jesús, que fue a buscar al cordero o oveja despistado/a. Esto lo dice
San Mateo en un Evangelio: si uno tiene cien ovejas y se le pierde una,
deja a las otras noventa y nueve y va a buscar a la descarriada. También
hace referencia a el Evangelio de San Juan.
Ahora, voy a comparar esta obra (El Buen Pasto de Murillo) con la de “El Buen Pastor de las catacumbas de Priscila”.
Podemos apreciar que en la primera imagen
solo hay un cordero mientras que en la segunda hay tres. En la obra de
Murillo el fondo está compuesto por ruinas y en la de las catacumbas,
por dos plantas altas con unos pájaros encima. También observamos que en
la obra de Priscila el hombre es adulto y en el Pastor de Murillo aún
es un niño pequeño. La gran diferencia de todo esto es la simplicidad
del Buen Pastor de las catacumbas de Priscila y la complejidad del Buen
Pastor de Murillo, al igual que uno está hecho en piedra (catacumbas), y
otro en una tela o lienzo (Murillo).
Lo parecido está en que hay corderos y un hombre en las dos imágenes.
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