lunes, 27 de noviembre de 2017

SERVIR ES REINAR, Nico Montero

leccion 10 ¿Cuáles son las partes de la Biblia?

2 minutos: ¿Que es la biblia?-¿What is the bible?

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 1º

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 2º

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 3º

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/41009470/helvia/aula/archivos/repositorio/0/200/html/Programa/recursos.htm

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 4º

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 6º PRIMARIA

RECURSOS DIDÁCTICOS INTERACTIVOS 5º PRIMARIA


Resultado de imagen de RECURSOS DIDACTICOS INTERACTIVOS RELIGION CATOLICA



martes, 10 de octubre de 2017

RAP DE LOS MANDAMIENTOS


TEMA 1: LA ALEGRÍA DE HACER EL BIEN

TEMA 1: LA ALEGRÍA DE HACER EL BIEN
La persona puede hacer el bien o el mal. Según el uso que haga de esta capacidad, realiza buenos o malos comportamientos.
-         Como hacer el bien: para hacer el bien la persona debe desarrollar su voluntad, su conciencia y decir la verdad.
. La voluntad: es el esfuerzo y la constancia para conseguir lo que la persona se propone.
. La conciencia: es el interior de la persona, donde Dios ha grabado qué está bien y que está mal. Sirve para diferenciar los buenos de los malos comportamientos. El cristiano debe escuchar y educar su conciencia con las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia.
. Decir la verdad: consiste en expresar los hechos y los sentimientos tal y como son. Lo contrario de decir la verdad es mentir y engañar.
-         La Biblia y el bien.
La Biblia enseña que Dios crea a las personas por amor y les regala la inteligencia, la conciencia y la voluntad. También les regala la libertad para aceptar a Dios o negarlo, para hacer el bien cuidando la creación o para hacer el mal destruyéndola.

-         Los cristianos y el bien.
Dios desea que vivamos como hermanos y nos propone un camino para hacer el bien y vencer el mal.
Con la ayuda de Dios Padre y la gracia y la fuerza del Espíritu Santo, los cristianos debemos hacer el bien para encontrar la verdadera felicidad.
Para hacer el bien, debemos confiar en Dios, seguir el ejemplo de Jesús y cada día:
. Respetar y cuidar la naturaleza como obra de Dios.
. Practicar el perdón y la misericordia.
. Desarrollar las propias capacidades y utilizar la libertad de forma responsable para realizar los buenos comportamientos.
. Participar en los sacramentos.

-         La Biblia: Jacob y la escalera de Dios




ACTIVIDADES:
1.- Anota en tu cuaderno dos comportamientos que debemos realizar los cristianos para hacer el bien.
2.- Completa en tu cuaderno con vocales, qué hizo Jesús durante su vida.
“ Pasó  h_ci_nd_  _l  b__n”
(Hechos de los apóstoles 10,38).
3.- Buscad una noticia sobre alguien que haya hecho el bien, resumidla y presentarla a la clase.
4.- Buscad la biografía de una persona que haya dedicado su vida a hacer el bien.
- “Vidas de Santos”
- Seleccionad un santo: ¿Quién es? ¿Cómo hizo el bien? ¿A quién hizo felices?

5.- Escribe  buenos comportamientos.





TEMA 1: FELICIDAD Y SALVACIÓN



En busca de respuestas


¿PARA QUE VIVIMOS? ¿QUE ES LA FELICIDAD? ¿QUIEN SOY YO?

¿POR QUÉ EL DOLOR Y LA MUERTE?

¿CUALQUIER TIPO DÉ"VIDA ES BUENO?

Estas y otras muchas preguntas similares surgen inevitablemente a lo largo de la vida. Son preguntas típicas sobre el sentido de la vida. A veces parece que podemos vivir sin plantearlas y sin responderlas, pero, de vez en cuando, determinados acontecimientos de la vida humana, como la enfermedad, la misma vida y la muerte, nos las evocan de nuevo. Tarde o temprano estas preguntas exigen respuesta, ya que la felicidad personal depende en gran medida de la capacidad que la persona tenga para responderlas en profundidad.

¿Qué quiere decir la palabra "sentido"?

Las dos acepciones de la palabra "sentido" nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos estamos planteando.

"Sentido" es, en primer lugar, significado, y así solemos preguntar qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo anhelamos conocer la significación de los acontecimientos de la vida. Continuamente nos preguntamos por el porqué y el para qué de lo que ocurre y de lo que nos ocurre rebelándonos contra el absurdo y el sinsentido.

"Sentido" es también, en segundo lugar, dirección, cuando nos preguntamos, por ejemplo, por el sentido de una marcha. Es la pregunta "hacia dónde". Y también esta segunda acepción la aplicamos a la vida cuando deseamos saber cuál será nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida sino en un posible más allá.

Sentido es, pues, significado, valor, orientación y finalidad. Podemos ya comprender en qué consiste preguntarse por el sentido de la vida.

Descubrir el sentido de la vida

Sin embargo, la vida no nos muestra su sentido inmediatamente. La vida está constituida en actos aparentemente aislados, pero la totalidad de la vida y el sentido de esa totalidad se nos escapa. Por eso es la misma vida la que ha de ser interpretada. Cada vida personal es un enigma por descubrir. Nuestro esfuerzo ha de ser leer en la vida para descubrir su sentido.

Cuando el sentido se descubre, la vida se transforma radicalmente. Todo adquiere valor y significado. La mirada que se dirige al mundo ve una realidad renovada, y es, sobre todo, la propia existencia la que se vive con gozo y plenitud.

Sentido y felicidad

La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de las personas. Ser feliz consiste en vivir una vida con sentido. A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de decisiones y opciones que, a veces sin percatarnos, vamos tomando, van construyendo lo que somos.

Así pues, nuestra felicidad depende de nuestras elecciones y de nuestras opciones. A través de ellas construimos día a día el sentido de nuestra vida.







martes, 20 de junio de 2017

CORPUS CHRISTI



¿Qué es Corpus Christi? Explicación para niños.


Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.

Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.





domingo, 11 de junio de 2017

lunes, 5 de junio de 2017

PENTECOSTÉS

Especial de Pentecostés
Inicio de la Iglesia Católica, fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, Domingo 4 de junio de 2017






Origen de la fiesta
Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.
En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.
La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés.
En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.


La Promesa del Espíritu Santo
Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).
En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.

Explicación de la fiesta:

Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.
¿Quién es el Espírtu Santo?
El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.
Señales del Espíritu Santo:
El viento, el fuego, la paloma.
Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.

Nombres del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador. Misión del Espíritu Santo:
    •    El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
    •    El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.
    •    El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.
    •    El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.
El Espíritu Santo y la Iglesia:
Desde la fundación de la Iglesia el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es quien la construye, anima y santifica, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones.
    •    El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús.
Por ejemplo, puede inspirar al Papa a dar un mensaje importante a la humanidad; inspirar al obispo de una diócesis para promover un apostolado; etc.
    •    El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.
    •    El Espíritu Santo construye, santifica y da vida y unidad a la Iglesia.
    •    El Espíritu Santo tiene el poder de animarnos y santificarnos y lograr en nosotros actos que, por nosotros, no realizaríamos. Esto lo hace a través de sus siete dones.
Los siete dones del Espíritu Santo:
Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.
    •    SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
    •    ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
    •    CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
    •    CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
    •    FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
    •    PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
    •    TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.
Oración al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.



domingo, 2 de abril de 2017

Noli me tangere (1442) - Fra Angélico

Noli me tangere (1442). Convento de San Marcos. Florencia, Italia.
Fra Angélico - Giovanni da Fiesole
Témpera sobre fresco

 

NOLI ME TANGERE (NO ME TOQUES)
Cuenta Juan 20 y ss. que “el primer día de la semana María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro (…) y dijo: ‘se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Las palabras de la de Magdala nos hacen ver la enorme estima y respeto que profesaba a Jesús y la incipiente autoridad de Pedro, a quien acude sin vacilar.
Estaba María fuera, junto al sepulcro (así nos lo pinta Fra Angélico), llorando. A la pena de la muerte del Maestro se une ahora la de la desaparición del cuerpo. “Mientras lloraba, se asomó al sepulcro (…) Se vuelve a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: “Mujer ¿Por qué lloras? ¿a quién buscas?. Ella, tomándole por el hortelano le contesta (Fra Angélico dibuja a Jesús con una azada, para que se vea la facilidad con la que María lo confundió con el aparcero del huerto): “si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo le recogeré”.No es difícil imaginar a María, nublada por multitud de lágrimas que no le dejan ver y a quien se le ocurre la peregrina idea de preguntar al primero que pasa por allí, sin siquiera reflexionar. ¡Cuán grande sería su pena! Jesús le dice: ¡María! Esta palabra, que es llamar al otro con su nombre propio, produce en la Magdalena el reconocimiento del hombre que con tanta dulzura y majestad se ha dirigido a ella. De pronto sus ojos ven a su Maestro y ella se queda con pasmo y alegría. Se vuelve hacia a él y le dice ¡Rabboni! Hubo de ser un grito sorprendente y su amor le hizo intentar acercarse a Jesús. Pero éste modera su audacia: “No me retengas (noli me tangere, en latín, traducido literalmente, “no me toques”) que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: subo al Padre mío y Padre vuestro, y al Dios mío y a al Dios vuestro”. La narración no lo dice pero muy probablemente el Maestro desapareció de su vista, porque el inconmensurable amor de María hubiese querido retenerle. Ella fue y lo contó a los discípulos.
Entre los judíos el testimonio de una mujer no contaba para nada ante ninguna instancia. Jesús inaugura una nueva etapa en la que quiere dar a una testigo la relevancia que se merece, apareciéndose en primer lugar a ella antes que a sus discípulos varones y haciendo válido su testimonio de la resurrección. Sólo con esto, el Maestro ya comienza a cambiar las cosas, dotando a la mujer de su más plena dignidad.

EL DESCENDIMIENTO - Rogier van der Weyden


El descendimiento (1399). Museo del Prado. Madrid, España.
Rogier van der Weyden
Tabla al óleo
  • EL DESCENDIMIENTO
    El cuadro quiere exponer uno de los capítulos más tristes de la pasión de Jesús. El descendimiento de su cuerpo inerte. Roger Van der Weyden lo hace de una manera delicada y hermosa. Hay un múltiple paralelismo: entre el hijo muerto y sus extremidades superiores yertas en brazos de su discípulo clandestino Nicodemo, y la madre desmayada también con sus brazos colgados, y ambos con un blanco pálido casi cadavérico, como queriendo hacer ver el dolor máximo de la madre, tan próximo a la mismísima muerte. A nuestra derecha, María de Magdala, que cierra el cuadro, se contrae de dolor. Al otro extremo está Juan con vestiduras rojas, abrasado por la pena, que inclinado sostiene con ternura a la madre. Tras ella, María de Cleofás, pariente de María de Nazaret. Al otro lado, José de Arimatea, vestido con preciosos ropajes dorados, discípulo secreto de Jesús que en el mal momento dará la cara pidiendo

EL BUEN LADRÓN - TIZIANO



 EL BUEN LADRÓN
El buen ladrón (1566). Pinacoteca nacional. Bolonia, Italia.
Óleo sobre lienzo
Tiziano
(Mateo 27, 38): “Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda”. (Lucas 23, 39): “Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: ‘¿no eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros’ pero el otro respondiéndole e increpándole le decía: ‘¿Ni siquiera temes a Dios estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, estamos justamente porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio éste no ha hecho nada malo”. Es sorprendente que éste –llamado por la tradición “buen ladrón”– se diese cuenta de la inocencia de Jesús, hasta el punto de manifestarlo públicamente en el mismo patíbulo. Enseguida notó que aquél condenado no era normal. Seguramente fue adelantado el momento de su propia condena, aprovechando la ejecución de Jesús. Eso haría que en principio no pudiese ver con buena cara al causante de las prisas en su crucifixión. Pero ¿qué vería este hombre en Jesús?Miraría su vestidura de túnica inconsútil, bellísima, pero llena de sangre y sudor. Lo observaría cargado con el madero y previamente flagelado. Coronado de espinas. Con moratones de golpes en el rostro. Fijaría sus ojos en aquella faz de mansedumbre y hasta sus oídos llegaron retazos de su oración. Vio cómo miraba con infinito amor a unas mujeres que a la vera del camino lloraban por él y cómo tenía la fuerza moral de consolarlas. Contempló su estado tremendo de sufrimiento, pues hubo que pedir ayuda a un viandante –Simón de Cirene– para ayudar a llevar a Jesús el leño hasta el lugar de la ejecución. Se maravilló ante la actitud dolorosa pero a la vez serena de la madre de aquel hombre. Escuchó cómo perdonaba a sus propios verdugos. Y sobre todo, se cruzarían miradas, que el malhechor no podría rehuir. ¿Qué tendrían esos ojos, penetrantes, plenos de amor, llenos de delicadeza y paz? Sabía que era increpado por algunos príncipes y algunos escribas. Conocía que el motivo de su muerte era la “libertad de expresión”, de decir lo que estimaba conveniente –lo que algunos llamaron blasfemia–, mientras que él mismo sí era culpable de daño a terceros.
En la Iglesia de Oriente, tanto la ortodoxa como la católica, se venera a ese buen ladrón. Una arcana tradición lo llama Dimas y se le considera un buen intercesor ante Dios. Es claro que Dimas llevó durante el penoso viaje hacia la muerte un proceso de conversión. Algo tenía aquel hombre; él, en cambio, era un auténtico delincuente. Su corazón se llenaría de congoja, al ver la humildad y la infinita paciencia de Jesús de Nazaret. Al final concluyó que aquél era mucho más que una persona singular. Terminó haciendo un acto de contrición ante Dios. Una vez en el patíbulo –todo un ejemplo de muerte aceptada, aunque fuera horrible y desgarradora– se dirigió a Jesús, probablemente entre lágrimas de arrepentimiento: “‘Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu reino’. Jesús le dijo: ‘en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Un apunte curioso. Los artistas, para realzar el sufrimiento de Jesús, mientras a éste lo pintan crucificado con clavos al madero, a los otros ejecutados los dibujan cosidos a la cruz con cuerdas. Pero ello es la mera buena intención del autor, pues tiene más sentido que los tres fuesen crucificados de la misma manera, con clavos.

Cristo crucificado - Velázquez

Cristo crucificado

Autor: Velázquez
Fecha: 1632
Museo: Museo del Prado
Características: 248 x 169 cm.
Estilo: 
Material: Oleo sobre lienzo



Comentario
Una de las obras más famosas de Velázquez, fechada en torno a 1632, no sólo por su valor estético sino por las leyendas que le acompañan. La obra pertenecía al convento de las Monjas Benedictinas de San Plácido de Madrid. Se cuenta que fue donado por Felipe IV como arrepentimiento al haberse enamorado de una monja que allí profesaba. También se dice que la donación vino a través de D. Jerónimo de Villanueva, Protonotario Mayor de Aragón, por un escabroso asunto demoníaco que se había producido en dicho convento, teniendo que tomar la Inquisición cartas en el asunto. Sin duda estamos ante una maravillosa obra con una elegante figura de Cristo, con el cuerpo y los miembros suavemente modelados, recibiendo una luz clara procedente de la izquierda, recortándose la figura sobre un fondo neutro. La cabeza caída y el excelente mechón de cabello que oculta parte del rostro son los elementos más originales de la pintura. Existe una leyenda, seguramente falsa, según la cual al impacientarse el artista porque no le gustaba como estaba quedando el rostro, en un ataque de furia tiró los pinceles al lienzo, obteniendo una mancha que dio origen a la melena que cubre el rostro. Velázquez ha conseguido obtener perfectamente una imagen de la doble naturaleza, divina y humana, de Cristo.
 http://www.rtve.es/alacarta/videos/mirar-un-cuadro/mirar-cuadro-cristo-crucificado-velazquez/1884809/

miércoles, 22 de marzo de 2017

SÍSIFO - TIZIANO


Sísifo era rey de Éfira (antiguo nombre de Corinto) y por revelar que Zeus había secuestrado a Egina, el dios griego le castigó en el Hades a hacer rodar con su cabeza y empujando una gran roca cuesta arriba, que continuamente se precipitaba hacia abajo.
Es un tema frecuentemente representado como metáfora del esfuerzo inútil del ser humano. El pintor Franz von Stuck tiene una obra homónima de 1920.


Curación del ciego - Duccio Buoninsegna






Curación del ciego de nacimiento. 1310. Duccio di Buoninsegna
Temple y oro sobre tabla. Medidas: 43,5cm x 45cm.
National Gallery. Londres

Para el cuarto domingo de Cuaresma, que nos presenta el signo del ciego de nacimiento, volvemos a escoger otra tabla de la predela de la Maestá, encargada por el Duomo de Siena al artista del Trecento italiano Duccio di Buoninsegna, perteneciente actualmente a la National Gallery de Londres.

La escena se centra en el encuentro de Cristo con el ciego, al que pone el barro en sus ojos. A la derecha, el ciego se vuelve a la piscina de Siloé para lavarse, tras lo cual recupera la vista. Por su parte, un grupo de discípulos contempla la escena desde la izquierda

San Ambrosio de Milán, en su Epístola 80, comenta que la carne de nuestro barro recibe la luz de la vida eterna mediante el sacramento del bautismo. Efectivamente, este signo tiene una relación muy estrecha con el sacramento del bautismo, tanto por lo que supone la iluminación del alma creyente, como a causa del proceso que lleva a la fe y, en consecuencia, al bautismo. Estas son las palabras de san Ambrosio:


Has escuchado, hermano, la lectura del evangelio, en la que se narra que, al pasar el Señor Jesús, vio a un ciego de nacimiento. Ahora bien, si el Señor lo vio, no pasó de largo: por consiguiente tampoco nosotros debemos pasar de largo junto al ciego que el Señor juzgó no deber evitar, máxime tratándose de un ciego de nacimiento, detalle éste que no en vano el evangelista subrayó.

Porque existe una ceguera que reduce la capacidad visual y es ordinariamente provocada por una enfermedad; y existe una ceguera causada por una exudación humoral y que, a veces, suprimida la causa, es también curada por la ciencia médica. Digo esto para que te des cuenta de que, la curación de este ciego de nacimiento, no es fruto de la habilidad médica, sino del poder divino. En efecto, el Señor le hizo don de la salud, no ejerció la medicina, ya que el Señor Jesús sanó a los que ningún otro consiguió curar. Corresponde efectivamente al creador rectificar las deficiencias de la naturaleza, puesto que él es autor de la misma. Por eso añadió: Mientras estoy en e mundo, soy la luz del mundo. Que es como si dijera: todos los ciegos podrán recuperar la vista, con tal de que me busquen a mí que soy la luz. Contempladlo también vosotros y quedaréis radiantes, de modo que podáis ver.

A continuación, una pregunta: ¿Qué sentido tiene que quien devolvía la vida con imperio y proporcionaba la salud mediante una orden, diciendo al muerto: Ven afuera, y Lázaro salió del sepulcro; diciendo al paralítico: Levántate, coge tu camilla, y el paralítico se levantó y comenzó a transportar su propia camilla, en la que era llevado cuando tenía dislocados todos sus miembros? ¿qué sentido tiene, vuelvo a preguntar, el que escupiera e hiciera barro, y se lo untara en los ojos al ciego, y le dijera: Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado); y fue, se lavó, y volvió con vista? ¿Cuál es la razón de todo esto? Una muy importante, si no me engaño: pues ve más aquel a quien Jesús toca.

Considera al mismo tiempo su divinidad y su fuerza santificadora. Como luz, tocó y la infundió; como sacerdote y prefigurando el bautismo, llevó a cabo los misterios de la gracia espiritual. Escupió, para que advirtieras que el interior de Cristo es luz. Y ve realmente, quien es purificado por lo que procede del interior de Cristo. Lava su saliva, lava su palabra, como está escrito: Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado.

El que hiciera barro y se lo untara en los ojos al ciego, ¿qué otra cosa significa, sino que debes caer en la cuenta de que es uno mismo el que devolvió al hombre la salud untándole con barro, y el que de barro modeló al hombre? ¿y que la carne de nuestro barro recibe la luz de la vida eterna, mediante el sacramento del bautismo? Vete también tú a Siloé, esto es, al enviado del Padre, según aquello: Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado. Que te lave Cristo, para que veas. Acude al bautismo: es el momento oportuno. Acude presuroso, para que puedas decir: Fui, me lavé y empecé a ver; para que también tú puedas repetir: Era ciego y ahora veo; para que tú puedas decir como dijo aquel inundado de luz: La noche está avanzada, el día se echa encima.

Jesús y la samaritana en el pozo - Giovanni Francesco Barbieri - Museo Thyssen





 El encuentro entre Jesús y la samaritana aparece recogido sólo en el Evangelio de san Juan. Jesús, de camino a Galilea, llegó a la ciudad de Samaria, Sicar, y mientras los discípulos se acercaron a la urbe para comprar provisiones, Él se sentó a descansar junto a una fuente. Al pozo se acercó una mujer para sacar agua a la que Jesús pidió de beber. Ésta, ante este hecho sorprendente, le preguntó cómo un judío le pedía agua, cuando samaritanos y hebreos no se trataban. La mujer, que había tenido cinco maridos y vivía con un hombre, como registran las palabras de Cristo en el pasaje, inició un diálogo con el Salvador que asombró a los discípulos cuando éstos regresaron de la ciudad, ya que no era costumbre entablar conversación con mujeres desconocidas. Este episodio, al pie de un pozo, donde se habla del agua del bautismo, ha simbolizado, entre otros aspectos, la conversión de los gentiles por la palabra.
El tema de Cristo y la samaritana aparece mencionado en tres ocasiones en el Libro dei conti del Guercino, registro de pinturas y encargos con sus pagos correspondientes que llevó hasta su muerte, en 1649, el hermano del pintor, Paolo Antonio, y que algún miembro del taller continuó tras su fallecimiento. La identificación de la obra del Museo Thyssen-Bornemisza en este documento fue sugerida por Carlo Volpe en una carta y recogida por primera vez por Gertrude Borghero en los catálogos de la Colección. Esta pintura se ha identificado con la descrita en el asiento 216 del libro de cuentas, que fue pintada para Giuseppe Baroni de Lucca y por la que pagó cien ducados. Este cliente pagó la obra fraccionadamente, abonando el 22 de marzo de 1640 treinta ducados y el 14 de noviembre del mismo año setenta. En ambos momentos se utilizó al mismo intermediario, Lorenzo Paoli. La pintura que figura en este libro de cuentas con el número de asiento 254, por la que se abonó también cien ducados y que perteneció al abad Bentivoglio, es la versión que de este mismo tema se conserva en Ottawa, en la National Gallery of Canada y cuyo pago se efectuó el 29 de mayo de 1641. La tercera obra con el tema de la samaritana registrada en este libro de cuentas fue realizada para Girolamo Panesi, y se ha identificado con el óleo de la colección del Banco di San Geminiano e San Prospero en Modena.
La tela del Guercino recoge un momento del diálogo entre Cristo y la samaritana. Las figuras, de medio cuerpo y en primer término, se agrupan en torno al brocal del pozo donde ha acudido con su cántaro la samaritana. El encuentro, que tiene lugar a las afueras de la ciudad, se envuelve en un sereno paisaje donde el celaje adquiere, con sus nubes deshilachadas horizontalmente, un protagonismo notable. El óleo pone de manifiesto la maestría del Guercino en el dominio del lenguaje de los gestos y de las expresiones, como la mirada que irradia la mujer hacia el desconocido que le habla y la postura de Cristo, especialmente expresiva al buscarse su perfil, y acentuar su presencia con el movimiento y el ademán de su mano derecha. En la composición, equilibrada y con notas clasicistas, no se descuida el tratamiento de elementos secundarios como el cántaro, la cuerda, el gancho o las piedras del brocal del pozo, donde se busca la calidad. Tampoco se olvida la textura, en los paños que cubren a las figuras y que se tratan de forma realista.
Los personajes, concebidos con fuertes dosis de idealización, corresponden a tipos que, como en el caso de la samaritana, fueron empleados por el pintor en otras composiciones. Entre los ejemplos más llamativos donde repitió este modelo se encuentra la Virgen de la pintura de la iglesia de San Martino en Senigallia.
La pintura entró en la colección Thyssen-Bornemisza en 1976, procedente de la colección del marqués Paolo dal Pozzo en Milán.